Cuando paso por el domicilio barcelonés de mi familia original, recojo muchas veces la correspondencia atrasada de más de un año con las cartas de los lectores que a veces me ha remitido allí el periódico, siempre dudoso de cuál será mi paradero del momento. Entre ellas he encontrado esta vez la carta de un fan (pobre demente) que me reprocha que, habiendo sido un ácrata sin taparrabos criado en el rock’n’roll, escriba en un diario conservador. Me he sentido obligado a recordarle que escribo también en otros medios de diferentes ideologías y a explicarle que la segunda libertad intelectualmente más importante, después de la libertad de expresión, es la libertad de crítica; pero además he pensado en proponerle que hagamos un sano ejercicio de mirar a nuestro alrededor.
En nuestro país, el sectarismo sigue siendo una lacra.
Uno, modestamente, a lo que aspira de verdad es a ser un escritor sin taparrabos ideológicos.
Escrito por: Sabino Méndez
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