Despertando...
El rincon de Mendez y amigos

22 marzo 2010

Sectas

Cuando paso por el domicilio barcelonés de mi familia original, recojo muchas veces la correspondencia atrasada de más de un año con las cartas de los lectores que a veces me ha remitido allí el periódico, siempre dudoso de cuál será mi paradero del momento. Entre ellas he encontrado esta vez la carta de un fan (pobre demente) que me reprocha que, habiendo sido un ácrata sin taparrabos criado en el rock’n’roll, escriba en un diario conservador. Me he sentido obligado a recordarle que escribo también en otros medios de diferentes ideologías y a explicarle que la segunda libertad intelectualmente más importante, después de la libertad de expresión, es la libertad de crítica; pero además he pensado en proponerle que hagamos un sano ejercicio de mirar a nuestro alrededor.
En nuestro país, el sectarismo sigue siendo una lacra.

¿Cuánto público conoce que no va a ver películas de Bardem por el simple hecho de que es un actor de izquierdas? ¿Y cuánto público sabe que abomina de las películas de Garci sólo porque ese director encuentra bondades en valores conservadores? Aquí, la ideología se aborda de una manera tan insoluble como el fútbol. Nos gusta definirnos de izquierda o derecha, como si fuéramos los intermitentes de un coche. Dividimos el mundo en amigos y subhumanos y, al enemigo, ni agua. En los países que nos llevan ventaja en esto de la democracia, una amplísima parte de los votantes se define como independiente. Es decir, otorgan su voto a unos u otros en función de lo sensato de sus propuestas. Para mí, la dicotomía izquierda-derecha es tan sólo la forma que ha adoptado en los últimos cien años el tribalismo antropológicamente innato de los primates que llevamos dentro.
Uno, modestamente, a lo que aspira de verdad es a ser un escritor sin taparrabos ideológicos.

La Razón 6 de Marzo de 2009

Escrito por: Sabino Méndez

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