Es difícil no llorar ante las imágenes de la tragedia de Barajas. Niños, jóvenes, viejos, cuerpos calcinados que nos hablan del dolor y de la arbitrariedad de la desaparición en la vida humana. Es eso principalmente (la tangible desaparición absurda entre rayos de dolor humillante) lo que arrastrarán durante mucho tiempo todos aquellos que quisieran o conocieran cercanamente a una cualquiera de las víctimas. 
Ya hay, una vez más, niños que nunca volverán a jugar con sus primos, abuelos que no verán crecer a sus nietos, amores que se preguntarán cómo se puede afrontar la vida si ha desaparecido de golpe aquella persona que lo entendía todo a la primera (con lo que cuesta encontrarla: toda una vida) y brillantes currículos de debutantes que, esfumados, provocaran en muchos futuros el desasosegante hueco de lo que pudo llegar a ser. Los datos del drama que tenemos por ahora son complejos: una compañía aérea en crisis, un aviso de fallo que no impide que las cosas sigan su curso. No hay que ser malpensados sino asertivos. Puede que fuera una fatalidad indetectable y no una negligencia evitable. Se sabrá, no lo duden. Pero, mientras tanto, recordemos que hay disciplinas muy complicadas donde el fallo, cuando sucede, es dramático y fatal, imposible de superar con un simple parte amistoso de tráfico. 
Poner doscientas personas a ocho mil metros sobre las olas del aire o provocar fusiones atómicas controladas para poder leer el periódico bajo una bombilla son cosas que, cuando fallan, fallan de una manera brutal, gigantesca. Piénsenlo cuando les hablen de renegociar las nucleares. La sociedad lo que quiere no es mediáticas multas consoladoras de millones de euros a toro pasado sino que se nos garantice un sistema dirigido por gente valiente y competente en evitar los fallos. ¿Existe eso que pido en nuestro país?
La razón 22 de Agosto 2008
(Escrito por: Sabino Mendez)
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Tema “SOL” de S.MENDEZ interpretado por LOQUILLO en su nuevo disco “BALMORAL"
7 OPINIONES:
La gente queremos pan y circo.
Ya lo tengo decidido me voy a comprar el susodicho casco, veremos si trae de buen Karma a los urbanos del ayuntamiento, que ahora nos quieren complicar el aparcamiento. Y estoy por utilizar el símbolo en mis calzoncillos mas concretamente en la parte delantera, para que vean las dulces señoritas que soy un tipo de fiar y bien intencionado aunque busque lo mismo que todos los demás oiga. Pero de buen rollo, no solo son interesantes las curvas del Garraf.
No me siento apenado ni especialmente conmovido por este suceso. Ni por ningún otro en el que no estén inmersos mi persona o la gente a la que quiero.
No soy tan hipócrita como para participar en una burbuja de compasión virtual. No poséo dones empáticos. No puedo ponerme en la piel de alguien a quien no conozco de absolutamente nada.
Soy como todas las víctimas, familiares, amigos y verdugos de cualquier ralea y pelaje. Un ser humano.
Creo que la solidaridad es un invento muy útil del que todos deberíamos echar mano sincera y constantemente, pero también creo que cuando lo hacemos nos solemos comportar como los auténticos torpes, miserables y miopes que somos.
Guardamos las apariencias porque en el fondo vivimos en el mundo que hemos elegido e inevitablemente todo tiene un precio.
Y lo pagamos…
Desilusión
Mis sentidos intuyen todos los días al despertar que nadie tiene nada.
Luego tomamos café y ya está, a buscar alguna ocupación y a pensar en que queremos ser de muertos.
Porque nadie tiene nada, maldita sea.
Nada.
Etiqueta Negra
En este mundo inevitablemente todo tiene un precio. Miramos la etiqueta.
Y lo pagamos...
Es dificil permanecer impasible ane tal tragedia, estoy de acuerdo.
Excelente acompañamiento musical para la ocasión, melancolia y tristeza.
Tienes un brillante premio en mi blog, espero que te guste.
A mi tus canciones, tus libros y tus columnas en la Razón me encantan.
Abrazos
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