Budastop

Es fácil reconocer a un ser humano en la selva o en el zoo, sólo hay que fijarse en el que lleva ropa. Ahora, los monjes budistas del templo catalán del Garraf van a contribuir con un gran progreso a estos mecanismos de identificación. Comercializan el auténtico casco budista para motocicleta. Como lo oyen. Resulta que el casco lleva una pegatina zen en la parte interior a la altura de la coronilla. El manitú de los del Garraf dice que tenemos por ahí el chakra o chorrito de energía espiritual mental y así conduciremos mejor.

Supongo que el pobre no ha oído hablar en su vida de neurobiología ni de tomografía cerebral por emisión de positrones. Es lo que tiene no haber estudiado.
Me he enternecido de nostalgia al saber la noticia porque mi casa familiar, aunque yo esté en Madrid, sigue a dos pasos del palacio de la Plana Novella donde se han instalado estos budistas. En la comarca se asegura que la finca fue el apartamento de picos pardos de la realeza en la Belle Epoque, que el jefe de los budistas se ha dejado barba pero que tiene pinta de haberse llamado Jordi y que los forestales se suben por las paredes cuando el Lama se pasa por el forro las normativas llegando en helicóptero.
Pero todo esto son pequeñeces del campo. A nosotros nos es indiferente que alguien sea tan memo de creer que el supuesto chorrito va a salvarle de una galleta en moto.

Lo que no acabamos de entender es qué pintaba un profesional como Pere Navarro, paisano y director de la DGT, participando en la presentación de tal producto. ¿A esto le llamamos trabajar? ¿Con la que está cayendo por las calesas de autoescuela? Además... ¿no quedamos en que este gobierno se quería laico? Con franqueza, (y reconozco que el chiste es fácil), no nos queda más remedio que decir que no se está conduciendo nada bien.

La razón 16 de Julio 2008
(Escrito por: Sabino Mendez)

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