Hay dos clásicos en la tradición del columnismo que un profesional tarde o temprano debe enfrentar. Uno es la columna alabando la llegada de la primavera que retrata a las chicas quitándose los abrigos para pasearse en camiseta por la calle. El otro clásico es ineludible y muy sacrificado, porque se trata de la columna sobre la gripe. Tarde o temprano, el columnista contrae ese mal y como buen periodista no puede menos que reportar sobre ese hecho inédito.
Ese es mi caso esta semana. No deja de ser un buen ejercicio para la percepción porque nos obliga a comprobar si se altera la práctica del lenguaje cuando estamos repletos de Ibuprofeno.
Existen muchas maneras posibles (según escuela) de abordar el tema. En mi caso, me conformaré con la simple descripción perceptiva.
Vamos a ver: me siento como si me hubieran arrancado las costillas y me las hubieran vuelto a colocar en el orden equivocado. Me duele desde los párpados hasta las uñas de los pies. Se hace difícil creer que sean los pies que me han acompañado toda mi vida y que tan buenos ratos me han dado. Los pequeños dolores vienen de tantas partes de mi cuerpo, hablan tantas lenguas autonómicas y llevan tal variedad de llamativos trajes regionales que desisto de intentar clasificarlos ordenadamente. La garganta está tan áspera como si me hubiera tragado todos los materiales de construcción saldados por la última crisis inmobiliaria. Las uñas de los pies las siento lejos. Mientras no estén más lejos del habitual metro setenta y cinco centímetros cuando me levante, todo irá bien. Pensarán que soy morboso pero lo único que intento es prepararles. Ya saben lo que les espera si por casualidad tienen la desgracia de estrechar la mano e intercambiar gérmenes y ácido úrico estos días con alguien como yo. Están avisados.
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5 OPINIONES:
Siempre le vemos muy bien acompañado.. Con esa enfermera dan ganas de inocularse el maléfico virus.
Que se mejore.
Las vueltas que da usted para contarnos que está realmente jodido.
Camita, líquidos, abstinencia sexual y nada de alcohol. El Ibuprofeno le aliviará algún síntoma pero poco mas hará.
Con esa enfermera, lo mejor es que se tome una de esas pastillas azules milagrosas y disfrute..
Los últimos estudios científicos alertan que la mayor causa de propagación de la gripe es a través de las manos, y no tanto el elemento aereo. El estrechar las manos para saludarse unos a otros, puede ser una costumbre mas peligrosa de lo que uno pueda creer en un principio. El que está enfermo o está incubando la enfermedad, tose muchas veces con la mano delante y se suena los mocos, por esa extremidad del individuo en cuestión pueden alojarse a lo largo del día muchos de estos gérmenes. Si es una persona conocida a la que paren varias veces al día para extrecharle la mano ya tiene la contaminación garantizada, piense usted cuantas veces se ha podido pasar la mano por la cara en acto reflexivo al final del día. Mi consejo durante el invierno es mejor que les sonría o mueva la cabeza pero evite estrechar demasiado la mano.
"Una mala gripe que había que pasar" que diría Sabina. Aunque con esas compañías no se yo...
Le desea mejoría uno que aún no ha teníado el "gusto" de ser portador esta temporada.
Salud (esta vez más literalmente que nunca).
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