Por fin ha llegado el frío. Lo he descubierto al ir a comprar el periódico esta mañana y escuchar cómo el quiosquero me decía algo inarticulado e indescifrable por culpa de la bufanda que le tapaba la boca. Puesto que ya hace años confiné la tele a un armario de casa (cuando descubrí la de tiempo y trabajo que se gana sin perder el tiempo ante ese electrodoméstico y así me hice rico) desconocía el pronóstico meteorológico. Añoraré ahora los viajes del verano y sus indestructibles «souvenirs», construidos de una manera tan admirablemente calculada que se desmoronan en el momento exacto en que el vendedor acaba de desaparecer por el horizonte. A cambio, voy a tener una vez más el fascinante espectáculo del barrio de Salamanca bajo el frío otoñal y ese momento, con aire de epifanía, en que las señoras sacan los abrigos de pieles.
En líneas generales, fuera de la capital, se considera por ello a las madrileñas damas dadas a la ostentación y la petulancia. Pero es porque no saben del frío cortante que baja de la sierra a la altitud en que está situada esta conurbación y que le da, en noviembre, una atmósfera, diáfana y temible, de capital alpina. Vivir sólo un invierno en Madrid te hace entenderlo, súbita y perfectamente.
Seguramente, ese desfile era hace años en este barrio un poco más opresivo y uniforme. Pero, claro, los tiempos han cambiado y ahora se mezcla con la presencia de las variadas etnias en los negocios de emigrantes y con los «musculocas» que salen del gimnasio «fitness» de la esquina para llenar las terrazas bien abrigados. El barrio está tomando un lindo cariz de Soho londinense. ¿Qué me gustaría ser de mayor? Inglés, evidentemente. Un inglés del barrio de Salamanca que vive en Niza. Como la ministra Salgado.
Escrito por: Sabino Méndez
Pulsar para silenciar
2 OPINIONES:
Soy de sol, pero el frío madrileño me gusta. El de París es demasiado lloviznero, besos.
El frío duele a veces.
En mi ciudad los cristales rotos son mas cálidos que la temperatura.
Saludos
Publicar un comentario