Despertando...
El rincon de Mendez y amigos

30 noviembre 2007

Ya no seremos los mísmos


Ya no seremos los mismos después de asistir al concierto de Bruce Springsteen el pasado domingo 25 de Noviembre de 2007, en el Palacio de los Deportes de Madrid. Algo, difícil de describir, nos llevamos con nosotros esa noche. La magia de este emblemático cantante acompañado de la mítica banda de la Calle E, fue la mezcla explosiva para hacer de nuestra existencia algo sinceramente excepcional.


El alma rockera que nos acompaña desde adolescentes cobra con el paso de los años un encanto maduro de exquisita apreciación. De repente adviertes que aquello que en su día te eclipsó, es hoy la carta de presentación para la reivindicación de la justicia y la paz. Es cuando te percatas de la importancia de la música para expresar profundos sentimientos humanos, que de otra manera serían imperceptibles. Se transforma en una atmósfera de sentimiento compartido, convirtiéndose en una gran fiesta de amigos, donde cada uno contribuye con sus sentimientos. Y eso está al alcance de tan solo unos pocos privilegiados. Personajes musicales, que nos ponen los acordes necesarios para leer las partituras de esta miserable vida, pero que aunque sea por unos instantes nos hacen disfrutar de una efímera felicidad. No necesitamos poner nombres porque seguro que encontramos personajes, sin salirnos de este blog. Personajes comprometidos con al música y con la sociedad, personajes que deciden utilizar el Rock´n´Roll para hablar un lenguaje rebelde y honesto, en el que la lucha contra la opresión, la libertad y la defensa de los derechos humanos se convierte en su insignia. Con un gusto refinado ofrecen la posibilidad de volar, de dulcificar la trayectoria vital y de dar sentido a todo lo que no lo tiene.


El pasado domingo en Madrid, 15.000 privilegiados pudieron asistir a un evento inolvidable, “con-sentido”. Yo no pude estar en el concierto de Barcelona de 1981, era muy joven; pero sí he podido estar junto a ellos en Madrid 2008, y en primera línea central; con la madurez ya en acto de presencia. Qué bonito poder crecer junto aquello que significó algo, algo que te enganchó, que te hizo pensar en algo mejor; por qué no un “The River”, o por qué no un “Cadillac Solitario”… y por qué no.

Esa noche un pequeño organillo de feria nos indicó el inicio de la función. Iluminado descendía suavemente al escenario. A veces lo grandioso suele venir con una carta de presentación sencilla. No se necesita más. El grito de su voz desgarradora: “Hola Madrid, ¿hay alguien vivo ahí?”, hizo de repente votar al público, moviéndose al compás de su guitarra. Quedaban por delante dos horas y cuarto de buen Rock´n´ Roll. Un Bruce comprometido y divertido nos hablo bien claro. Utilizó un español ensayado y no su inglés de New Jersey. Lo que tenía que contarnos nos tendría que llegar al corazón: “En EEUU vivimos un tiempo en el que las mentiras se convierten en verdad, y las verdades se convierten en mentira”… Abandonando patriotismos fácilmente vendibles, dejó claro su consideración de ciudadano del mundo, comprometido con la lucha por la erradicación de las guerras innecesarias y por la búsqueda de una identidad común. Desde luego esa noche lo consiguió.

Un Bruce indignado, furioso y honesto nos deleitó con viejos clásicos y novedades cargadas de gran coraje. Su banda le acompañada, eso sí más candados y mayores. Clarence Clemons se sentó en varias ocasiones en el escenario, pero cada vez que se acercaba a Bruce con su saxo saltaban las chispas. Con él, Steven Van Zandt y Nils Lofgren en la guitarra, Max Weinberg en la batería, Garry Tallent en el bajo, Charles Giordano en el teclado y Soozie Tyrell como violinista, guitarra y corista. Las bajas fueron Patti Scialfa y Danny Federeci. Bruce y la E Street Band lucieron su mejores galas, dando un espaldarazo al paso del tiempo y demostrándonos que todavía tienen mucho que decir. Bruce se lo pasó en grande, buscó complicidad en las miradas del público, nos dedicó a las chicas una canción (no se olvidó de su chica de New Jersey), regaló una armónica al público, jugó con sus guitarras, con el agua en su boca y con nuestros corazones. Estuvo sublime.

El concierto comenzó con “Radio Nowhere”, luego nos calentó con “No surrender” y a partir de ahí el estallido de ritmo y música hizo el resto. Excepcionales fueron dos canciones, “Thunder Road”, que la presentó cogiendo un cartel del público que pedía esa canción; y “Born to Run”. Todavía puedo sentir su sensación, verle tan cerca, cantando esas canciones delante de mí. Un regalo de la vida que yo aproveché esa noche y que ya nunca podré olvidar porque ha dado sentido a mi existencia. (Eso sí, nos debe un “The River”). Luego “Dancing in the Dark” y para cerrar American Land, con ese toque folk que nos invita a disfrutar de la fiesta. Por lo tanto disfrutemos de la vida y bailemos con la magia del Rock´n´Roll, sintámonos cerca de todos esos personajes que nos ayudan a tirar pá lante y a luchar por todo aquello en lo que siempre hemos creído; ganaremos honestidad y seremos mejores personas. Hagámoslo y ya.

Ponce de León

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2 OPINIONES:

  1. Escrito por: Anónimo - 30 de noviembre de 2007, 6:48
  2. Fué una pasada de concierto (yo no estuve en el de Madrid) ví la sencillez vestida de r'n'r

  3. Escrito por: Anónimo - 5 de diciembre de 2007, 11:20
  4. Enhorabuena por el artículo y las fotos, no tuve el placer de estar allí, debió de ser increible!
    un saludo