La ciudad qeu fue

Un micrófono azul con aliento tenaz, firme y potente. Verbo exaltado y selecto. Silencios continuos y peculiar tono. Crítico a babor y a estribor. Arranca pasión y sofoco a partes iguales, cuando el sol aun intenta desperezarse, y lo agiliza con tan toscos modales.
En estos días sale a la venta el nuevo libro de Federico Jiménez Losantos: “La ciudad que fue”, a mano de la editorial Temas de hoy.
El filólogo aragonés en esta entrega, hace un repaso exhaustivo de su paso por Barcelona en los años setenta y su vida en ella, todo lo que esta ciudad le dio y todo aquello que le arrebató. Aunque con un marcado contenido político, no sólo de su pasado militante izquierdista y antifranquista se basa el libro, sino que además comparte con los lectores el día a día de un joven sencillo e inquieto como cualquier otro en esos años.

Nos descubre la cara íntima hasta ahora oculta, disfruta de los encantos que casualmente nos otorga la vida. Un muchacho que coquetea con bellas jóvenes, especialmente con María e incluso gusta de copear en compañía de amistades hasta la madrugada.
Compagina sus estudios con una apretada y agitada vida social, haciendo de el Café de la Opera, el epicentro de interminables y acogedoras tertulias, para terminar las nuevas y sugerentes noches Barcelonesas en el Drugstore o Les Enfants Terribles.
Su integración en el grupo Maoista Bandera roja lo abocan a lecturas compulsivas sobre Marx, Lennin, Mao y discípulos varios de agudizadas posturas de izquierdas totalitarias. No es de extrañar que tras semejante derroche de valentía, lo convierta en un devorador compulsivo de cual hoja escrita tenga la suerte de caer en sus manos.

El recorrido por aquella Barcelona, siempre lo hace acompañado de música. Lone Star, Maria del Mar Bonet, Adamo o Bruno Lomas, en los primeros años, y especialmente Sandro Giacobbe, Chicago o Abba en los siguientes. Tenían cabida entonces voces y grupos que desempeñaban su obra en lengua extranjera e incluso en Castellano. Las subvencionadas zarpas lingüísticas, aun no arañaban con el entusiasmo actual.
La literatura, el psicoanálisis y el arte conceptual, marcan su actividad juvenil, empezando a destacar del resto, sino por su talla física, sí por su acentuada talla intelectual. Co-fundador de la Biblioteca Fraudiana de la mano del argentino Oscar Massota, para mas tarde crear y dirigir la revista de literatura y pensamiento Diwan, junto a Alberto Cardín, Mesquida y Javier Rubio y creando con estos además el Grupo Trama.

De derecha a izquierda y de abajo arriba, el grupo fundador de Diwan: Mesquida, Cardín, Rubio, Alcrudo, Broto y Losantos.

Relata la sensación de miedo e inseguridad que vive tras la muerte de Carrero Blanco por temidas represalias hacia los opositores del régimen, y de como la progresía actual,
convierte ahora en mártir a un militante del MIL, que fue juzgado y condenado a muerte, tras el asesinato de un policía cuando pretendía detenerle, Salvador puig era su nombre.
La izquierda entonces no hizo nada, y de Francisco Anguas Barragán, el subinspector, nadie habla.
Tras la muerte de Franco, comienza su lectura atroz sobre la historia de España, recomendando el título “España”, de Savador Madariaga, para entender en su totalidad el concepto Nación. Pocos meses después, la primera vez que sube un avión, lo hace para dirigirse a la savia del comunismo: China. Viaje del que recomienda otro título clave: “Archipielago Culag”, de Alexandr Soljenitsin.
A su vuelta, acabada la Dictadura del Caudillo, empieza a florecer el terrorismo en el País vasco a la vez que el nacionalismo en Cataluña, con atisbo de censura.
Llegados los ochenta, viaja mas a menudo a Madrid, coincidiendo con jóvenes vanguardistas, anti sistema y provocadores, que adoptarían como título: la Movida, conociendo a Carlos Berlanga, Alaska o a los hermanos Auserón, siendo de estos últimos, Santiago, colaborador en Disco Express.

Énfasis en el capítulo dedicado a su primer gran éxito cuando contaba con veintiseis años: “Lo que queda de España”. Negándose la editorial a publicarlo, se enfrenta a los medios, intelectuales, supuestamente de izquierdas y a la clase política catalana. Denuncia de la deriva nacionalista en Cataluña, a manos de sus dirigentes. Visión premonitoria, sin duda, cuando ya denunciaba entonces la que se hacía llamar dictadura blanca. Tras la crispación creada, mas tarde, con Amando de Miguel al frente, firma el llamado Manifiesto de los 2300, que lejos de servir para mostrar el descontento de gran parte de los ciudadanos catalanes, desemboca en furia por parte de la administración, y en desalojo del Oasis Catalán, por parte de los firmantes del manifiesto y otros miles que después siguieron sus pasos. No sin antes, unos patrióticos catalanes de terra lliure, intenten convencerle sutilmente de que en Cataluña, no existe ningún problema lingüístico, la sutileza del disparo y secuestro lo detalla en otro de los capítulos.

La subliminal devastación de los derechos y la libertad de los ciudadanos de Cataluña, hoy en día es descarada y abierta.
El relato termina con el día que el partido Ciutadans, con Arcadi Espada y Albert Boadella, entre otros, consigue tres escaños en el Parlamento Catalán. Esperando que terminen, treinta años después, la lucha que el comenzó en Cataluña por la libertad, aunque por desgracia el totalitarismo y la opresión continúan.

Como recordó en uno de sus libros otro Filólogo, Catalán, afín a Ciutadans, escritor, exiliado voluntario y columnista.. ¡impresionante similitud¡, que razón tenía Losantos al decir: “..que Nabokov pueda estar desconsiderado como reaccionario, no es óbice para reconocer que escribe excelentemente, por tanto, no pienso perderme ese placer por ningún tipo de dogmatismo.”

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Adminsabino

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