Despertando...
El rincon de Mendez y amigos

16 julio 2008

Menestra II

Será porque escribo, pero paso mis días enmarañado en pequeñas manías de filólogo: comprobar cómo la palabra Ondarroa contiene dentro de sí las letras de Andorra, matizar que necesario no es lo mismo que obligatorio, que tentación no es lo mismo que vocación, ni vivencia lo mismo que experiencia (sobre eso volveremos otro día) y que, al fin, ser un ordinario no es una gradación de un ser extraordinario.
Un montón de juegos de palabras y chistes fáciles, dirán. Pero lo cierto es que un día entendí que definir el lenguaje nos ayudaba con tanta importancia a comprender el mundo que preferí abandonar la música de mis amores para ir a titularme en filología. Por eso, sigo aún traumatizado por las palabras de la ministra Bibian@, una aflicción estrictamente personal de la que estaré restablecido en pocas días.



No ayuda a esa convalecencia oír cosas tan prodigiosas como que el lenguaje es machista.
Error. El lenguaje no es rubio ni moreno, ni virtuoso o pecador, sino reflejo de la sociedad. Si la sociedad es machista, el idioma lo reflejará. Lo que hay que hacer es cambiar la sociedad y dejar en paz la lengua. Esa chapuza de cambiar el lenguaje procede del tópico (tragado por muchos sin pararse a sopesarlo) que propone cambiar las formas de hablar para cambiar las formas de pensar. De nuevo, error. Lo que hay que intentar cambiar son las formas de pensar, no las de hablar.



Cambiando las de hablar lo único que se consigue es seguir pensando igual pero llamarlo de otra manera. Así aparecen los daños colaterales para no decir muertos o la inmersión y sustitución para no decir discriminación. El idioma es el foro más democrático del mundo. Cuando una palabra pervive, el idioma la acepta buenamente. Es entonces cuando la Academia la reconoce. Ni un minuto antes. En el idioma, como en las matemáticas, hay cosas que son así de sencillas y bellas.

La razón 29 de Junio 2008
(Escrito por: Sabino Mendez)


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5 OPINIONES:

  1. Escrito por: Anónimo - 19 de julio de 2008, 17:04
  2. Para cambiar una manera de pensar, de sentir o de actuar, lo más importante es el diálogo y la interacción. Me parece muy bien que estén ustedes preocupados por el analfabetismo; pero hay otra cuestión más acuciosa y es el analfabetismo relacional. Debemos cuidar "nuestra lengua", sin lugar a dudas, pero también debemos cuidar las relaciones sociales en un mundo hostil, materialista y tremendamente individualista. Cultivemos las relaciones sociales e intentemos hacer un mundo más humano, donde las personas puedan desarrollar sus capacidades, sin limitaciones, ni coacciones banales, pero con respeto y dignidad. No estoy hablando de anarquismo, me refiero sencillamente al sentido común, que últimamente se está perdiendo: ¡Sólo tenemos que fijarnos en algunos de nuestros políticos!
    Menos mal que todavía quedan tertulias, eso sí ya en formato de foro digital, para poder expresarnos y ganar un poquito de sensatez en nuetras vidas.
    Gracias Sabino y amigos por este blog

  3. Escrito por: Anónimo - 20 de julio de 2008, 11:43
  4. Se nota su condición de filólogo, ya lleva varios post sobre esta desdichada señora, muy adecuado el tema musical del arbol del ahorcado.

  5. Escrito por: Anónimo - 21 de julio de 2008, 20:40
  6. Estoy totalmente con Ponce de león. Hace falta hablar más y con más respeto. En mi trabajo tengo de vez en cuando que asistir a reuniones de comunidad de propietarios de inmuebles y creo que en ese foro es donde mejor veo que cada uno va a lo suyo sin pensar en el bien común y sin respetar en lo más mínimo la opinión de los demás. Mi teoría es que hay mucho analfabetismo (no entendido como no saber leer ni escribir, sino como no haber visto un libro en sus p... vidas).

    Por cierto, estoy disfrutando estos días de "Hotel Tierra". Me está sorprendiendo.

    Salud.

  7. Escrito por: Anónimo - 22 de julio de 2008, 0:17
  8. Cuestión de sexo, y una mala noticia.

    Las palabras no existen. La existencia… recuerdas ese 3D tangible, palpable y testarudamente conciso, al que uno puede, en un alarde de esfuerzo intelectual, traducir su límite a una simple raya, para convertirla en un dibujo, en unas letras o en unas notas. Y es solo su límite la muleta o la horma que necesitamos para estructurar el pensamiento y manejarnos por filosofías y políticas. Y puede ser la forma, en ocasiones la que delimite el contenido, como un cántaro al agua que la contiene. Pero la palabra, la palabra viva, las palabras que más me gustan, tienen que ver con la percepción, con lo cognitivo, las palabras recipientes que vamos llenando con nuestra existencia y forman parte de nosotros mismos de nuestra iconografía o poética. Porque… si su simple o compleja belleza fuera estructuralmente, esencialmente matemática, la vida no nos obsequiaría con la maravilla de los grandes poetas ni de los premios Nóbel de literatura con faltas de ortografía. Y es que todo no son conjunciones. Pero lo que realmente me cabrea y eso es lo que siempre se olvida, es el otro lado, la otra historia, la cuneta de la historia en la que se hacinan por los siglos de los siglos todas las historias, pensamientos y obras nunca dichas de todas las mujeres del mundo en una sucesión oscura en todo tiempo. Porque es tremendamente difícil y no se puede comprender, crecer sin referentes. Prácticamente todos los referentes históricos, filosóficos, literarios son desde una perspectiva y una comprensión masculina. Y para los masculinos concluir diciendo, que se trata de un neutro común, es la mar de relajado. La labor de un hombre o de una mujer consiste a partes iguales de importancia en cabeza, corazón y sexo. No estará de mas pedirles a los filólogos un poquito de paciencia, que cuestionar las cosas que se dan por inercia de toda la vida, es salud y es color. O bien cambiar todos los géneros masculinos utilizados como neutros en las palabras, al femenino, por compensar. Un poquito de porfavor que estamos en el siglo XXI y resultaría muy fácil hacer juegos de palabras, con el porque de los diminutivos de la ropa interior masculina. Porque a cierta edad es del todo imprudente hablar de “durezas”, demasiado fácil es chiste. Da la sensación de que sale el depredador que lleváis dentro (el que ataca al más débil) en cuanto se os invita a salir de la cueva.
    Y dicho esto, estoy de acuerdo con tigo. Me pregunto mirando una foto reciente tuya, como se te han afinado los labios, prefiero pensar que a base de besos y no por falta de amabilidad o dulzura en las palabra . Besos.

  9. Escrito por: Ángel Gasóleo - 31 de julio de 2008, 18:29
  10. De acuerdo con el carácter democrático de la lengua, pero en esto, como en el resto de sus aspectos, las opciones nos las ofrecen ellos. Nosotros sólo elegimos entre lo que nos dan a elegir...
    Un saludo.