Oh, no. Miguel Sebastián ha vuelto a la política. Los izquierdistas estamos de pega. Pensábamos que seguía en la universidad donde no podía acabar con nada que no fuera la paciencia de sus alumnos pero el otro día lo vi en un acto público con una cuenta atrás de números gigantescos y un enorme botón rojo de esos que tanto gustan a los niños. Ante mi pasmo, resultó que esa grotesca pantomima del pensamiento racional era un acto ministerial.
Aterrorizado, supe que lo habían hecho ministro. El Ministerio afectado era por suerte el de Industria, lo cual es al menos consolador porque, como todos sabemos, la industria española o ya no existe, o agoniza, o depende del extranjero. En atención a esos parámetros, la tradición de nombramientos en los últimos años había sido siempre, de una manera coherente, designar para el puesto a un calzonazos. Pero Sebastián tiene otra idea de la política. Por supuesto, cuando tenga que regular un sector también nos ofrecerá su famosa imitación de un bacalao muerto y no hará nada. Más o menos, como cuando se le exigió que demostrara sus insidias sobre Gallardón.
Pero, a la vez, se sentirá obligado por carácter a proponer planes imposibles y decir que todo lo hace por la libertad y el progreso. Las empresas de bombillas le han hecho saber que no es posible fabricar lo que ha prometido y los fabricantes de coches eléctricos ya le han dicho que, hasta 2015, nada. A cambio, los que roban música on line han aplaudido la encendida defensa que el ministro ha hecho de lo que ellos consideran libertad. Sebastián, el chiripitifláutico. Que botón rojo tan bonito tiene nuestro ministro.
Madrid 1 de Agosto 2008
(Escrito por: Sabino Méndez)
Pulsar para silenciar
3 OPINIONES:
Nadie se acordará de Miguel Sebastián cuando pasen unos años. Es difícil para un político pasar a la historia y lo peor es que en general creen que la historia les recordará. Yo odio a Celestino Corbacho. No entiendo como tiene tanto crédito por su obra como alcalde de L´Hospitalet. En la gestión de la emigración no hizo nada ni bueno ni malo.
Este individuo, se hizo ministro como pago al ridículo que tuvo que aguantar por presentarse como candidato a alcalde, mala persona y peor economista.
Ojala el tema musical fuera cierto, desgraciadamente no se ajusta a la realidad que vivimos, aun así excelente irónica eleción.
Saludos liberales.
Estupendo artículo donde pones en su sitio a este incompetente, pero no menos que la semianalfabeta de Maleni Álvarez o a la marisabidilla de Pepiño Blanco.
Saludos
Publicar un comentario