El día que Elvis llegó al espacio

Para los jóvenes, resultará impensable, pero lo cierto es que, en nuestro triste pasado, la televisión fue en blanco y negro durante muchos años. El fenómeno duró mucho tiempo y lo cierto es que, al no conocer horizontes mayores, lo encontrábamos normal.
Incluso, cuando por fin llegaron los televisores en color, todavía necesitamos cierto tiempo para acostumbrarnos a que los carismáticos habitantes del planeta televisión fueran policromos como las personas.
Uno de esos habitantes se llamó Elvis Presley, rey del rock, y hasta los setenta sólo lo habíamos visto en colores en el cine pero, a principios de esa década, se le ocurrió organizar el primer concierto retransmitido mundialmente vía satélite.

Hay que ver lo bien que sonaba en aquel momento aquello de «vía satélite». El primero, de telecomunicaciones para todo el orbe, el Telstar, había sido enviado al espacio por los americanos en 1962.
A Elvis, que siempre tuvo una tirada patriótica, la idea le pareció de un desprendimiento excelente y decidió aprovecharla.
En el año 1968, cuando vio su carrera amenazada por los Beatles, protagonizó un sonado especial de televisión de retorno en Las Vegas que lo puso de nuevo sobre el mapa y que le proporcionó un número uno de ventas en USA en el 69 («Suspicious Mind») y otro en Inglaterra en el 70.
Más tarde, en 1973, se le ocurrió repetir la jugada pero esta vez para todo el mundo y vía satélite. El concierto se celebró el 14 de enero en el Honolulu International Convention Center de Hawaii. Elvis estaba en un momento muy fértil dónde colaboraba con los mejores músicos y compositores, incluso de soul-music, pero se le ocurrió apostar por sus fantasías estéticas.

Así que apareció al principio del programa descendiendo de un helicóptero con un semi-capa blanca bordada de pedrería y unas gafas de sol propias de una burguesa de Valladolid.
Pocos años después, el popular cantante inglés Elton Johnn se haría universalmente famoso con vestimentas bastante parecidas a aquellas pero, entonces, Elvis no impresionó más que a los fans.
La intelectualidad incluso se rió un poquito. El concierto fue excelente pero, para muchos, ese especial señaló el terrible momento de inflexión que indicaba su triste decadencia y su irremediable desaparición. Es posible que lo único que se acababa era la época de los astros, ecuménicos, universales. Dignos de sus propios satélites.

Madrid 25 de Julio 2008
(Escrito por: Sabino Méndez)

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